viernes, 5 de marzo de 2010

¿Qué comer?, 5ª parte - Las temidas grasas

Siguiendo la guía sobre los macronutrientes, hoy voy a hablar de las grasas.

En contra de lo que se pueda pensar, las grasas son muy importantes en nuestra dieta ya que nos proveen de una fuente energética con ácidos grasos esenciales. Además, como las vitaminas A, D, E y K son solubles en grasa, solo se digieren, absorben y transportan en conjunción con estas.

En la lucha por perder peso, queremos reducir esos depósitos grasos, por lo que parece un tanto extraño que tengamos que seguir proveyendo a nuestro cuerpo de las dichosas grasas. Sin embargo, como veremos a continuación, hay varios tipos de grasas y algunas de ellas son vitales para nuestro organismo.

Las grasas pueden clasificarse en dos tipos. Estas son las más comunes en aparecer en las tablas nutricionales, por lo que es importante que sepamos distinguirlas para comprar mejor. Estas grasas son:
Las grasas saturadas consisten principalmente en triglicéridos y están presentes sobretodo en alimentos con procedencia animal. Todos los alimentos tienen cierto porcentaje de grasas saturadas e insaturadas. Sin embargo, los alimentos con mayor porcentaje de grasa saturada son los lácteos (nata, quesos, mantequilla), las grasas animales, el aceite de coco, la yema del huevo y el chocolate (cuanta más leche más grasas saturadas).


Este tipo de grasas no son buenas para nuestra salud en general y se recomienda que su consumo no suponga más del 7% de nuestro aporte energético diario (entre 10 y 25gr. según la dieta de cada uno).


Si los niveles de esta sustancia se vuelven muy altos, los vasos arteriales pueden volverse más estrechos y obstruirse, lo que a la larga nos lleva a los temidos problemas cardio-vasculares. A las grasas saturadas también se las relaciona con varios tipos de cáncer (pecho, próstata e intestino delgado).

A estas grasas también se las relaciona directamente con el colesterol, que es un lípido que se encuentra en los tejidos corporales y el plasma sanguíneo de todos los vertebrados. Una de las formas en que nuestro cuerpo obtiene colesterol, es a través de las grasas saturadas de origen animal.

Nuestro cuerpo necesita ciertas cantidades de colesterol para generar Vitamina D y diversas sustancias necesarias para la vida. Sin embargo, altas cantidades de colesterol nos pueden ocasionar graves problemas de salud. Por ello, conviene reducir todo lo posible el consumo de grasas saturadas con altos contenidos de colesterol.

El colesterol no es una sustancia nociva, al contrario, es necesaria en ciertas dosis. Por ello es muy importante diferenciar dos tipos:
El colesterol bueno, arrastra el colesterol de las arterias hacia el hígado para su eliminación, por lo que se considera que un nivel elevado de colesterol bueno (HDL) es sano para el corazón. Por contra, el colesterol malo, lleva el colesterol desde el hígado a los tejidos corporales. Si el nivel de colesterol malo (LDL) en sangre es elevado, puede acumularse en las paredes de los vasos sanguíneos y estrecharlos.

Independientemente de la pérdida de peso, hay que realizarse análisis de sangre regularmente para mantener controlados los niveles de ambos.

Dejando a un lado las saturadas, tenemos las grasas insaturadas que podemos dividir en dos grupos:
Podemos encontrar grasas poliinsaturadas en algunos vegetales (calabazas, nueces, pipas de girasol, soja, maíz) y en los pescados azules. Estas grasas contienen los ácidos grasos esenciales (omega-3 y omega-6), tan famosos hoy en la publicidad. Estos ácidos grasos se encargan de reducir el nivel de LDL e incrementar los niveles de HDL, lo cual es bueno.

Las grasas monoinsaturadas se encuentran en los aceites de oliva y de canola, además de las nueces, el aguacate, el maíz, la avena, y los cereales integrales. Esta categoría de grasas contiene el omega-9 y el ácido oleico. Como en el caso de los poliinsaturados, los monoinsaturados también reducen los niveles de LDL al tiempo que incrementan los de HDL.

¿Y las dietas cetogénicas?
En este tipo de dietas se busca reducir al mínimo el consumo de hidratos de carbono, y sustituirlos por grasas. Aunque parezca extraño esta reducción no solo no aumenta los niveles de colesterol y triglicéridos, sino que además los reduce.

Es una dieta dura al principio, pero que a mucha gente le da resultado de forma fácil. Al reducir los carbohidratos al mínimo se busca que toda la energía proceda de las grasas y su combustión y se fuerzan varios cambios en nuestro organismo.

No tengo experiencia personal con esta dieta, así que no puedo contar mucho más, aunque en internet existe mucha información sobre ella.

Conclusión
Las grasas están demonizadas, sobretodo a partir del colesterol y las enfermedades cardíacas. Sin embargo, es curioso como el problema del colesterol malo causado por cierto tipo de grasas, se soluciona y regula con otro tipo de grasas: los ácidos grasos esenciales, que veremos en más profundidad mañana.

2 comments:

Unknown dijo...

¿La yema del huevo es una grasa mala? Creo que no.

Brucie dijo...

No, todo lo contrario. Tiene bastante colesterol, pero el colesterol nutricional (el que comes) no es equivalente al colesterol de tu cuerpo. Aun asi, la cantidad de nutrientes de la yema de huevo supera con creces cualquier factor negativo que pudiera tener.

Antiguamente habia una recomendacion sobre el maximo numero de huevos que podias comer a la semana, basada en la cantidad de grasa y colesterol que tenian. Afortunadamente ya han retirado esa tonteria, aunque mucha gente aun lo cree.

Yo ahora mismo me estoy tomando unos 2 huevos diarios (+ algunas claras extra... pero yemas solo 2).

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