domingo, 4 de julio de 2010

Truco 4: Trucos para la compra

El consejo más básico de todos, es que nunca se debe ir a comprar con el estómago vacío, siempre hay que ir tras haber comido y estar saciado. Es algo que todos sabemos, pero que al final pocas veces tenemos en cuenta.

A la hora de decidir, cuando ir a comprar, tenemos en cuenta un montón de factores: que tengamos comida o no en la despensa, que nos pille de paso para ir a otra parte, que tengamos algo de tiempo libre, ... Sin embargo, pocas veces tenemos el factor del hambre en cuenta, y eso nos lleva a menudo a comprar cosas que no deberíamos, y que no habríamos comprado en otras circunstancias.

Todos sabemos que debemos evitar todo lo posible la comida basura y los snacks, y sin embargo, siguen terminando en el carrito de la compra con más frecuencia de la deseada. Del carrito pasa a la despensa con cualquier excusa (solo está ahí para las visitas o para los críos), y nuestro enemigo se queda aguardando agazapado a que llegue el momento justo para atacar, cuando estemos más débiles.

El hambre y el apetito están regulados por una compleja red de sensaciones y emociones: hormonas, factores psicológicos, y muchos otros. La gente de marketing sabe bien que la gente compra muy a menudo por impulsos, y está claro que si queremos llevar una alimentación estricta y no arrepentirnos más tarde, debemos controlar todo lo posible nuestros impulsos consumistas.

Cuando tienes hambre, se dan varios cambios hormonales que nos vuelven más "predispuestos" a comer cualquier cosa. Nuestra voluntad flaquea y es fácil que terminemos haciendo algo de lo que más tarde nos arrepentiremos.

Sin embargo, si te acostumbras a comer algo sano, entre 20 y 30 minutos antes de ir a comprar, te encontrarás más saciado y tus hormonas no se meterán por medio de la toma de decisiones, pudiendo así tomar decisiones más racionales respecto a la comida y menos guiadas por impulsos.

Los carbohidratos pueden terminar dándote más hambre, así que comerse una fruta pocas veces ayuda. Proteínas y grasas "buenas" son las mejores elecciones por su efecto saciante. En mi experiencia personal, pocas cosas mejores que unos 100gr de queso fresco 0% mg, quizás acompañado por dos o tres nueces.

Por supuesto, este truco también es muy útil en muchas otras situaciones, por ejemplo, cuando vas a quedar con los amigos y sabes que van a estar devorando comida basura. He comprobado muchas veces, que si mantienes tu estómago lleno con proteínas y grasas buenas, puedes aguantar fácilmente cualquier tentación, por irresistible que pudiera haberte parecido en otra situación.

En el caso de tener críos, también ayuda dejárselos en casa y nunca llevarlos a la compra. Los críos suelen encapricharse fácilmente de cualquier cosa, en especial de la comida basura. Si sabes que no son alimentos sanos y quieres evitarlos, ¿por qué se los das a tu hijo? ¿acaso van a ser mejores para él?. Si te llevas al niño a comprar, será fácil que compres comida basura para él (que no tienen porque ser sanas y acostumbrarle a tomarlas puede llevarle al mismo problema que intentas solucionar ahora mismo), y lo que es peor, que termines comiendo tu también. Si el niño (o marido, o novio, o el indulgente ante la comida basura) se queda en casa, evitarás que influya en tu toma de decisiones.

Ir con una lista de la compra de lo que realmente tienes que comprar, también ayuda mucho. Si vas sin una idea clara de que necesitas, caminas por los pasillos de forma mucho más receptiva a lo que hay en tu entorno. Es más fácil fijarse y comprar cosas que no deberías. Si vas con una lista, no solo ahorras tiempo y evitas vagar por todo el supermercado, sino que también comprarás con más cabeza. Al planear la lista, lo haces de forma razonada, mientras que al comprar en el supermercado es fácil dejarse guiar por impulsos (de nuevo, algo que sabe bien la gente de marketing).

Crea tus propias rutas dentro del supermercado, evitando las zonas con dulces, bollería, galletas, pan, etc. Si logras crear una ruta que evite esas secciones, no sentirás la tentación de comprar. Imagina que te cobran por entrar en las zonas "calientes" con productos dañinos para tu alimentación y evítalas, aunque no sea la ruta más eficiente, incluso si tienes que dar la vuelta y volver sobre tus pasos en algún momento.

Por último, otro truco que suele funcionar relacionado con las compras es solo comprar para la ocasión. Nunca compres por si viene una visita, o por si te apetece algo de picar, o por si te pones a ver una película. Si lo compras y lo tienes en la despensa, lo terminarás comiendo. Evita comprarlo por lo que pueda pasar. Si en algún momento lo necesitas para algo concreto, sal y ves a comprarlo en ese instante, pero nunca lo dejes en el armario o la nevera para "cuando lo necesites".

Son pequeños trucos, que ayudan a reducir las tentaciones en casa. Si la tentación no está cerca, no podrás consumirla. Y a menudo, aunque te apetezca muchísimo algo, no saldrás de casa solo para comprarlo, mientras que si lo tuvieras en el armario, te sería imposible resistirte.

1 comments:

Ceci dijo...

A mi si me apetece algo, tengo un super kiosko frente a casa, asique soy la excepción a la regla je, je...pero estan muy buenos los consejitos, yo también recurro al queso o me tomo un café con leche antes de salir al centro, a lo de mi novio, a lugares en donde se que hay tentaciones.
A seguir se dijo!

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